La semana pasada nos levantamos con la triste noticia de la muerte de una niña de Murcia de 13 años, Lucía , que se suicidó debido al acoso escolar que llevaba sufriendo desde el colegio. La menor lo había contado y los centros educativos estaban al corriente de la situación pero no informaron a los padres, ni a la Consejería de Educación , ni hubo denuncia, ni se hizo ningún seguimiento por parte del centro.
El caso de Murcia es especialmente lamentable porque todas las pruebas indican que Lucía ya llevaba tiempo sufriendo los ataques e incluso advirtió de su voluntad suicida en una carta hallada en la escuela. Los protocolos de actuación han fracasado porque, entre otros aspectos a tener en cuenta, seguramente llegan tarde y no son capaces de poner coto a una situación en la que los expertos reclaman una solución dialogada que excluya el simple concepto de castigo (para los agresores) o el cambio de centro (para los agredidos).
Otra muerte más que el acoso escolar se ha llevado… pero ¿realmente pensamos en que nada se puede hacer por nuestros niños y adolescentes? ¿en que nada, ni nadie puede ayudarlos? Ellos son los pilares, la base y los valores de nuestra sociedad del mañana. Si no frenamos y les enseñamos a defenderse, a detectar, prevenir y parar a los que abusan… ¿quién dirigirá el futuro de nuestros hijos? En nuestras manos está el formarles y hacerles personas con valores y principios basados en el respeto y la tolerancia.
Cada vez son más las asociaciones y ONG de lucha contra el bullying pero… ¿son efectivas sus acciones para la prevención y combate contra el acoso escolar?
La dificultad de intervención de las asociaciones anti-bullying en el entorno del alumno hace que sean altamente ineficaces tanto en la detección temprana como en la prevención ,y por supuesto inexistentes/nulas en la posibilidad de intervención y erradicación de las primeras dinámicas no inclusivas.
Las familias, los docentes y centros educativos tienen en su mano la capacidad de ayudar y prevenir del bullying a las víctimas y observadores con formación, tecnología y con intervención.
Con formación de todos los colectivos involucrados en el problema, profesores, alumnos y padres. Con la tecnología que nos permite la detección temprana, su respuesta inmediata y su categorización, y con la intervención, gracias a los datos en tiempo real, se puede ser más exitoso en la mediación en el entorno de la víctima, para cortar dinámicas que en un futuro podrían derivar en acoso escolar.
Las familias de hoy buscan que sus hijos se sientan seguros en las aulas. La detección temprana de casos de acoso puede evitar graves perjuicios para el menor, y las posibles secuelas en el desarrollo de su autoestima. Una vez que se pone en marcha el registro de incidencias, el mal ya está hecho, el alumno ya lleva tiempo sufriendo.
Desde ZeroAcoso, sabemos cómo escuchar, y la mejor forma de hacerlo es con tecnología, manteniendo el anonimato y la confidencialidad de la víctima u observador, desde cualquier medio. Posicionarnos en la lucha proactiva contra el acoso escolar es una necesidad para luchar contra el bullying desde el paradigma del siglo XXI, con soluciones tecnológicas del siglo XXI y por supuesto contando con los verdaderos protagonistas, los alumnos.
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