Inteligencia emocional: la capacidad de manejar sentimientos y emociones y decidir pensamientos y acciones.
Todas las emociones que sentimos a diario y que mencioné en la primera parte de «Un mar de desafíos» (I parte), no son más que nuestros sentimientos, pensamientos e inquietudes diarias, que no es poco.
En la adolescencia se experimentan nuevas emociones que para muchos jóvenes no son fáciles de manejar. Por que ¿cómo gestionar todo esto cuando la mente de un adolescente se encuentra en otra frecuencia de pensamiento? ¿Qué es la felicidad para los adolescentes? ¿Cuáles son sus decepciones o frustraciones?.
Y es que los adultos tenemos el compromiso con nosotros mismos de enseñarles a corregir lo erróneo, de que nuestros jóvenes encuentren su equilibrio, su elemento. De darles las herramientas y medios necesarios para que encuentren el equilibrio y se desarrollen como adultos.
La inteligencia emocional en la adolescencia
En la adolescencia se perciben emociones nuevas. Dependiendo de las características intrínsecas de cada uno y de su entorno, el adolescente podrá vivirlas de manera positiva y armoniosa y por tanto transformarlo como periodo de aprendizaje. Un período de tranquilidad, aprendizaje constante y adaptación a las nuevas experiencias. Sin embargo, para otros adolescentes es un periodo de turbulentos cambios, emociones muy intensas y vulnerabilidad. Se vive de una manera negativa y se refleja como una transformación llena de inseguridades
Responder de forma adecuada a estos cambios dependerá de algunos factores. La capacidad para relacionarnos con nosotros mismos y con los demás será muy importante. Por lo tanto, necesitarán explorarse a sí mismos barajando antes de actuar las posibles respuestas a este torbellino de nuevas sensaciones y regularlas. Así que, deberán aprender a ponerse en el lugar del otro y manejar sus relaciones con los demás con sinceridad y equidad.
La inteligencia emocional es un instrumento muy útil que permite al adolescente hacer frente a todos estos cambios, explorar su potencial y lograr conocerse, entenderse y aceptarse.
Alguien dijo una vez, que si te encaras en la buena dirección, no te queda más que caminar.
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