Un coche transita tranquilamente por la carretera, de repente uno se mete delante, sin respetar distancia de seguridad, señalizar la maniobra ni nada por el estilo. El coche que iba tranquilamente pita levemente, pensando que el conductor no le ha visto, se ha despistado o similares, ya que no hay excesivo tráfico. Entonces el conductor infractor, empieza a hacer cosas raras, da un volantazo para no dejar que le adelanten, empieza a hacer gestos alterados, insultos, frenazos provocativos, etc.
Podría ser una anécdota más de las que se ven y sufren a diario en la conducción, pero el conductor no va solo. Lleva niños en el coche, que en medio de sus aspavientos e insultos no dejan de mirar para atrás, al coche contra el que casi chocan.
Y yo me pregunto, ¿qué le puede decir un padre a sus hijos, tras cometer una infracción de tráfico y alterarse hasta el extremo de la agresión verbal y poner en peligro su seguridad con maniobras peligrosas? ¿cuál es el objetivo de involucrar a niños en algo así?…
De todos es sabido, que la violencia fluye con demasiada facilidad y libertad. Qué los niños la ven directa o indirectamente. Padres que insultan y agraden a aquellos que no comulgan con su forma de ver la realidad. Hijos que viven situaciones, conflictos, que se resuelven con violencia.
Los adultos, especialmente los padres/madres, somos el principal ejemplo y del que aprenden los pequeños y no tan pequeños, porque los valores de vida se aprenden en el seno de la familia.
Me planteo, si es posible exigir, sancionar, denunciar la conducta de adolescentes controladores o violentos con sus jóvenes parejas. Cuales son los motivos del alarmante porcentaje de casos de acoso, que llega a convertirse en el día a día de tantos estudiantes y centros escolares.
¿No deberíamos ser los adultos los primeros en replantearnos qué hacemos y cómo lo hacemos y las repercusiones que eso conlleva en nuestro entorno más cercano?
Siempre lo menciono y seguiré insistiendo. Ningún niño nace violento, son leales, generosos, pacíficos, no conocen los insultos. Deberíamos fijarnos más en ellos. Pero aprenden con sus vivencias y su entorno, son observadores natos.
La mejor manera de luchar contra la violencia, del tipo que sea, es empezar por cada uno de nosotros, en nuestro entorno, por lo que está a nuestro alcance.
Lola Alaminos
Psicóloga
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