Qué estilos educativos podemos elegir en la educación de nuestros hijos
Como continuación a la primera parte en la que abordamos diferentes patrones a seguir a la hora de plantearnos cómo educar a nuestros hijos, o mejor dicho, qué estilos educativos podemos elegir, hoy hablaremos de los estilos negligente y democrático, uno de cal y otro de arena, luego sabréis por qué.
La familia negligente y siguiendo la misma forma que en expliqué los anteriores estilos, carece totalmente de intencionalidad a la hora de la protección y cuidado de sus hijos, siendo irresponsables en casi todos los aspectos de su crianza, por lo que nadie guía su desarrollo.
Estos niños carentes de abrazos están desorientados y faltos de valores gracias a la inmadurez de sus progenitores.
Consecuencias educativas de los estilos educativos
Las consecuencias educativas serán: escasa competencia social, bajo control de impulsos y agresividad, así como la inmadurez adquirida en su contexto habitual. Este es la cal.
La familia democrática que, particularmente y hablando en primera persona, es la que más me gusta o por lo menos la más afín a mi manera de entender la educación, la comunicación suele ser fluida y basada en el afecto. La lógica y la razón impera en el diálogo, el niño experimenta sin peligro y sus cuidadores expresan a sus hijos lo que esperan de ellos en una correlación directa a su etapa evolutiva, promoviendo el intercambio y la comunicación abierta, es decir, familia con calor de hogar. Esta es la arena.
En este caso las consecuencias educativas de los estilos educativos serán: responsabilidad, motivación, iniciativa, alegría, competencia emocional y alta autoestima.
Ante esta serie de consecuencias positivas yo, y permitidme, me quito el sombrero. Siempre, siempre, siempre, abogaré por ella, y aunque me hubiera gustado hacer propias las consecuencias positivas del resto de los estilos, perdonadme, no las he encontrado. Pero solo es mi humilde opinión, acertada o no.
Como dijo John Ruskin, sociólogo y escritor británico:
Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía
Inmaculada Langa.
Licenciada en Psicopedagogía
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