Hace unas semanas escribí sobre la importancia del ejemplo adulto y la rapidez en la que tanto menores como adultos aprendemos a través de la observación de otros (aprendizaje por observación e imitación o modelado).
Existe una habilidad social sumamente importante, tanto en nuestra comunicación, como en la forma de abordar las relaciones sociales: La Asertividad.
Hay tres formas de comunicarse: pasiva, agresiva o asertiva. Seguramente hayáis oído hablar de ellas, me centraré en la asertiva, que muchas veces se define como “la capacidad de saber decir no”, pero es mucho más.
Según Roca (2014) :“La asertividad puede definirse también como una actitud de autoafirmación y defensa de nuestros derechos personales, que incluye la expresión de nuestros sentimientos, preferencias, necesidad y opiniones, en forma adecuada; respetando, al mismo tiempo, los de los demás”.
Ser asertivos es saber negociar, saber pedir lo que se necesita, saber negarse, ser capaces de expresar nuestros sentimientos y necesidades de forma clara, y siempre desde el respeto a los demás y sus necesidades. También consiste en saber elogiar y ser capaces de aceptar los elogios o quejas de otros.
La asertividad es una de las habilidades sociales que menos encontramos en el día a día. Como comentaba, aprendemos rápidamente por imitación. Pero nos encontramos grandes lagunas en el terreno de la asertividad. Venimos de una larga herencia de un estilo educativo autoritario, en el que poco se negociaba, en el que los estilos comunicativos más utilizados eran el pasivo o agresivo, y hemos ido aprendiendo sobre la marcha a ser asertivos o no. Una inmensa mayoría de adultos y menores no han tenido a quien imitar, de quien aprenderlo.
En el caso concreto del acoso escolar, esto supone un beneficio para el acosador. ¿Cuántos niños y niñas no son capaces de defenderse ante una agresión verbal o ante alguna petición de algún compañero?; por ejemplo: darle su goma de borrar, su lápiz, su almuerzo… ¿Cuántos no son capaces de pedir ayuda debido al chantaje de ser un “chivato”?.
La comunicación es fundamental en todos los aspectos de la vida. Por tanto, es importante inculcarles a nuestros hijos que hablar y contar sus vivencias no es chivarse. Que tienen la obligación de defenderse si les agreden (verbal o físicamente); sí, es su obligación; sí, se pueden defender de forma asertiva y no agresiva.
Así mismo, los adultos tenemos la obligación de aprender, asimilar, hacer nuestro, un modo asertivo de actuar, que sirva de modelo en el que se puedan sentir identificados y reflejados nuestros menores y adolescentes. Tenemos las vacaciones de verano encima, ¡qué mejor momento para aprender o potenciar un estilo asertivo de comunicación!.
Lola Alaminos
Psicóloga
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